La genética tiene un rol relevante en cuanto a cómo actúa el sistema inmunológico, nuestra defensa, en la regulación y protección del sistema gastrointestinal de bacterias. Asimismo, la genética puede llegar a impactar en la predisposición de presencia de bacterias en el sistema gastrointestinal, alterando la capacidad de las células intestinales para responder normalmente.
La respuesta alterada en la regulación y protección de bacterias impacta el funcionamiento digestivo, detonando el proceso inflamatorio y problemas digestivos.
Las pruebas genéticas actualmente no forman parte del proceso de diagnóstico de la EII dado a que no garantizan el alcance del riesgo ni certeza del desarrollo de la enfermedad.
Si bien, la genética es un factor a considerar, la asociación no es simple. Estudios muestran que las variantes genéticas sólo contribuyen aproximadamente a una heredabilidad del 26% en la EC y a un 19% en CU.